Tsunami.

Aún lo recuero. Recuerdo ese momento como si fuera ayer. Se fueron, las dejé ir.

Toda la vida pensando que eran las personas adecuadas para estar presente en mis mejores momentos, que solo ellas deberían ver. Pero de repente llega un tsunami y arrasa con todo, se las lleva. Esas personas acaban hundiéndose en el mar como rocas. Caen en el olvido. Esa catástrofe fue la salvación, llegaron aguas nuevas, frescas y limpias.

Aún lo recuerdo. Recuerdo ese momento como si fuera ayer. Las vi, las quise para mí.

Los comienzos son difíciles, no sabes si acercarte o se acercarán ellos. Pero los pasos iban demasiado rápidos y grandes, de la nada estaba rodeada de gente con la que apenas había hablado en una casa de una persona que apenas reconocía. Pero esa casa, ese refugio en una pequeña ciudad, fue el comienzo. A raíz de ahí todo eran pasos de gigantes. Cada día era como un año más al lado de estas personas. El tiempo era insuficiente.

Todo lo malo, trae consigo algo bueno. Todo lo difícil tiene su parte divertida y no todas las personas, son para toda la vida.

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