Trotsky

 Desde el primer momento en el que te recogimos de la perrera, supimos que ibas a ser especial y por eso te pusimos el nombre de un revolucionario, porque revolucionaste nuestras vidas. Hiciste de ellas un mar de aventuras en las que no todas fueron graciosas en su momento, pero luego bien que nos hemos reído de la vez en la que te comiste el teléfono de papá. 

Por tí, y por tilín también, nuestro chat de WhatsApp está lleno. Tenemos miles de fotos de tu cara mientras dormías, o de cómo mirabas con esa cara de bobo algunas veces y que nos encantaba. ¡Podríamos montar una galería solo con ellas! 

Tus trastadas han dado mucho que hablar, como la vez en la que te saltaste una valla y te fuiste a por los cerdos. Se te acabó la libertad por pleno campo ¡campeón! Pero aún así te venías a nuestros paseos y ¡los disfrutabas muchísimo! Mucho más que la playa desde luego, porque tu hidrofobia jamás supimos cómo quitarla y evitabas rozar el agua a toda costa. 

La verdad que volver a sevilla y no escucharte subir las escaleras cada vez que te quedabas solo, o compartir el elefante que tanto cariño le tenías, o el sentir tu cabeza apoyada en las piernas para pedirnos cariño o comida... va a ser muy duro.

Habrá gente que no entienda el dolor que ahora sentimos, pero es como el vacío que deja un familiar. Porque Trotsky siempre ha sido y será parte de la familia. Nosotros no éramos cuatro, éramos 6.

Comentarios

  1. Has tocado mi fibra sensible. Has descrito a Trotsky, al adorable trasto de nuestro querido perro

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