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Dos caras de una moneda

Siento que soy como las dos caras de una moneda. Por el día soy todo apariencias, una cara amigable. Por la noche la cosa cambia, todo está más oscuro y en silencio, repaso mil veces todo.  Empiezo a olvidar el sentido y la finalidad de las cosas. Me pregunto el porqué pero no encuentro respuestas. Soy simplemente un bicho más en una caja de zapatos, una pequeña mariposa que aún no ha salido de su capullo.  Entrar en la cama y sentir de golpe un frío bate cargado de sentimientos y emociones que agitan mi pecho y mi cabeza. Un cubo de agua helada que dificulta esa respiración que horas antes no estaba entrecortada.  Volver a despertarse al día siguiente pensando que será distinto, que ya todo se ha acabado. Salir a la calle sonriendo como si nada hubiera pasado.  

Incertidumbre

A veces siento que me he rendido. Que he dejado de luchar por todo aquello, pero es que simplemente no puedo hacerlo. Salgo y entro sin pensar, voy dando tumbos por la ciudad, es como si el mundo no fuera conmigo. Estoy aislada y sin encajar, siento frío y a la vez una ola de algo que no se muy bien como describirlo. Pero sienta bien. No siempre es así, a veces es distinto. En ocasiones siento un cúmulo de sentimientos que me hacen rozar el infinito. Me siento libre y sin preocupaciones. Es como estar entre algodones. Tal vez no sepa que me voy a encontrar mañana, puede que ni me guste lo que haya. Pero voy a seguir intentándolo, voy a seguir queriendo llegar a lo más alto. Lucharé para que el romanticismo no se apague, para que sepamos amarnos mejor que otros hacen, para que el mundo siga siendo nuestro y para que siempre seamos nuestros propios dueños.

Saludos vida.

Hola, mi querida vida. Hola a la razón de mi existencia, la que ha conseguido que yo haya aportado algo a este mundo.  Vida, mi vida. Una combinación de bajadas y subidas, de llantos y despedidas, de inviernos y veranos, de libros y risas sin sentido, de mañanas y de crepúsculos aburridos. Amigos, familias y gente con la que vivo en un continuo conflicto.  Una rutina. Rutina diaria de levantarse para no hacer nada, para llorar las horas que quedan para el mañana. Números, letras, todo siempre igual. No cambia.  Es aburrida. No hay nada más que hacer. No hay meta que conseguir. Elaboro lo que otros quieren, no mi porvenir. Ya no queda nada nuevo para ver, todo lo conocemos y se ha vuelto viejo. Sueños. ¡Claro qué hay sueños! y son grandes, muy grandes. No caben ni en un sombrero, ni en un atardecer eterno de una noche de verano, ni en el universo. Inalcanzables. Intocables.  Sed de aventuras. Escapadas de altura y caminatas que perduran. Vuelos interminables a paíse

La carrera.

La carrera universitaria, ese transcurso de tiempo donde solo te diviertes porque estudias lo que te gusta y sales a disfrutar de la vida... MENTIRA. La carrera universitaria, ese transcurso de tiempo donde tu vida gira en torno a un triángulo amoroso, donde los tres vértices son importantes pero, como estás estudiando una carrera universitaria debes sacrificar en algunos casos uno de ellos o incluso ¡dos! Estos vértices son: dormir, salir y estudiar. Con esto creo que ya dejo claro que el triángulo no es equilátero. Bien, estudiar será el predominante ya que si lo que realmente deseas es sacarte el título, debes sacrificar el resto para conseguir el fin. Si decides salir y vivir la vida, o bien sacrificas el sueño para siempre o no apruebas en la vida. Sí exacto, si sacrificas por completo el punto del sueño, al final acabas quitando la figura de triángulo, es fácil, si no duermes, no podrás tener energía para vivir y tu cerebro estará tan agotado que no podrá retener nada de

Sentirse más viva.

Vivir. Vivir la vida. Ese estado en el que todos queremos sentirnos, vivos. Pero ¿realmente entendemos el sentido de vivir la vida? quiero decir, ¿realmente somos capaces de conocernos tan bien que sabemos perfectamente qué es lo que más nos gusta y conviene? Nos pasamos la vida intentando averiguar como vivirla, intentando imitar modelos de "vividores" que nos gustan. Pero no nos damos cuenta de que el mejor modelo que tenemos es el que está delante de nosotros, reflejado en el espejo. Ese debería ser nuestro modelo a seguir, no el de una persona que está tras una pantalla y que muestra solo lo que quiere que veamos. Eso no es vivir por uno mismo, eso es vivir para los demás. Es cierto que si robas un poco de esa vida ejemplar, te sentirás más vivo. La amas cuando ves algo que te refleja y la criticas cuando algo no te representa. Pero aún no es tarde, si no te gusta lo que ves no te quedes parado, ve y escribe tu propia historia, tu propio camino, tu propio modelo de

Tsunami.

Aún lo recuero. Recuerdo ese momento como si fuera ayer. Se fueron, las dejé ir. Toda la vida pensando que eran las personas adecuadas para estar presente en mis mejores momentos, que solo ellas deberían ver. Pero de repente llega un tsunami y arrasa con todo, se las lleva. Esas personas acaban hundiéndose en el mar como rocas. Caen en el olvido. Esa catástrofe fue la salvación, llegaron aguas nuevas, frescas y limpias. Aún lo recuerdo. Recuerdo ese momento como si fuera ayer. Las vi, las quise para mí. Los comienzos son difíciles, no sabes si acercarte o se acercarán ellos. Pero los pasos iban demasiado rápidos y grandes, de la nada estaba rodeada de gente con la que apenas había hablado en una casa de una persona que apenas reconocía. Pero esa casa, ese refugio en una pequeña ciudad, fue el comienzo. A raíz de ahí todo eran pasos de gigantes. Cada día era como un año más al lado de estas personas. El tiempo era insuficiente. Todo lo malo, trae consigo algo bueno. Todo

Año nuevo, vida nueva.

Y un año más se nos viene encima, un año nuevo cargado de nuevas cosas. Algunas buenas y otras malas, siempre pensando que las buenas van a superar a las malas. Ese comienzo de año lo cogemos con fuerza: criticamos los errores cometidos en el año anterior, nos ponemos propósitos que de primera sabemos que no los vamos a cumplir y sobretodo, aprovechamos para tomárnoslo como un punto de partida. Nos hacemos como una pequeña promesa de que este año vamos a ser una versión mejorada de nosotros mismos. Nos decimos todo eso de "no mirar más al pasado" o "hay que vivir cada momento como si fuera el último"... Todo esto, para nada. Al final los errores que cometiste el año pasado, lo vuelves a cometer. Los propósitos, como ya suponías, no los cumples. Esa versión mejorada, nunca llega. Y ni el pasado se queda atrás ni vives cada momento como si fuera el último. Pero no pasa nada, porque para eso están los comienzos de año, para empezar de cero. Para intentar v