Paranoias de un blog

Empezaron con muchos y acabaron solo dos. Él era comandante de la primera división, quería combatir en guerra con su patria y se alistó. Pronto llegaron a terreno de combate. Tuvo que lanzar una granada y abatir quince soldados para cubrir. Comandante ¿qué pasó cuando la lanzó? que los ojos se le iluminaron por desazón. Corrió hasta perderse pero se encontró un tren sin gente. Chilló pero nadie lo escuchó. Pasaron horas, quizás días hasta que un grupo de soldados de su mismo bando lo encontró, pero el pequeño comandante había desertado días atrás. Eso suponía fusilamiento en el Canal. El coronel mandó enviar una carta a su familia hablando de la pérdida de aquel día. Hoy se recuerdan quince años por esa pérdida y once por la carta enviada por el coronel y recibida por el pueblo sin querer. Aquel comandante, ya no era lo que fue, ahora solo es un marinero del barco de la muerte según su coronel.

Las distancias no acortan la felicidad, quizás te hagan un poco pensar en los buenos y malos momentos, en las risas y en los llantos... Y es que hoy pido un día más poder jugar bajo los rayos de sol como si fuéramos peces en la mar o como cangrejos sin mirar hacia atrás. Saber valorar actuaciones, dichos, gestos... Que quizás no sean tan importantes o que sean capaces de abrir nuevas miras, fronteras, salidas. Por que una amiga está para lo bueno y para lo malo, en las alegría y en las penas, en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte nos separe. Viene a ser lo mismo que una hermana. Aunque realmente lo único que tienen en común es la dedicación por ambos lados.