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Mostrando entradas de febrero, 2014

Simplemente tú.

Solo el pensar que tengo que estar separada de ti me entristece. Solo el pensar que tu voz no va a sonar nunca más me aterra. El saber que jamás te volverás a reír me mata. Quiero creer que todo era un sueño, una broma del destino. Pero no fue así, el dos de febrero se apagaron las luces. El cielo se llenó de nubes grises. No son charcos por la lluvia son de nuestras lágrimas por que no volverás. Tu marcha ha cambiado las cosas por aquí, el sol se ha escondido porque las nubes lo han tapado, los pájaros ya no salen por que saben que no te van a ver nunca más. Tu recuerdo sigue en el aire, como un viento fuerte que te arrastra hasta perderte. Dejaste muchas luces apagadas ese dos de febrero que con tantas lágrimas ya no hay destellos. La Luna que antes brillaba de un color blanco, ya no está, se ha marchado para estar a tu lado. Todas las nubes blancas te las has llevado, ahora todos los colores fuertes están apagados.

Son sueños, sueños importantes.

Mil sueños que teníamos los convertimos en canciones para cantar, y de ahí aprendimos que mil canciones son mil sueños por los que luchar. Provocar nuevas miradas llenas de sorpresa. Un mundo pintado de azul donde los Príncipes azules no existan, que sean los verdes los que conquistan. Los pasos verdaderos te los marca tu corazón. Una melodía tranquila, sin presión, un abrazo seguido de un tropezón. Más sorpresas por la mañana, más gestos y más miradas, señales claras. Un amor verdadero en nuestro viejo castillo. Quiero un cuento de princesas pero que no se quede en las perdices, que continúe para siempre y que sigamos siendo felices.

1000canciones1000deseos.

Son tiempos difíciles para todos, son tiempos raros, de preguntas, de sospechas, de añoranza, pero acuérdate que mil canciones son mil deseos por cumplir. Que la Luna baje, que las nubes canten, que seamos como Barbie y Ken. Que las ventanas callen, que cese el murmullo de ese ventanal por donde nos asomábamos para enamorar. Un dulce caballo blanco con un caballero al que llevar. Una manzana amarga, un zapato de cristal. Un lugar donde las mentiras se hagan realidad, donde el espejo mágico sea de azar, donde blancanieves exista de verdad, donde Cenicienta no tenga su zapatito de cristal.