De mí para tí.

No entiendo qué está pasando. No comprendo porqué no puedo creerlo.

Tengo la sensación de que aún sigues aquí, a nuestro lado. Siempre he pensado que la inmortalidad existía por tí, que tu eras el inventor de ella. Pero parece que me he equivocado, la inmortalidad es solo un producto de películas que no comprenden cómo funciona el ciclo de la vida. 

Pero es cierto. Realmente no pienso en tí como en algo que ya ha pasado. Siento que estás presente siempre, que en nada voy a ir a verte. Por eso no siento ni angustia, ni pena, ni rabia. No rezo todas las noches para que vuelvas porque en realidad para mí nunca te has ido.

Quizás todo esto sea porque nos despedimos. Nos dijimos un último te quiero la noche de antes de que te fueras. Porque nos pasamos la tarde de antes mirándonos y hablando sobre cosas cotidianas. Porque para mí era todo tan normal que nunca entendí qué estaba pasando.

No puedo creer que no vuelvas a decirme que deje de ponerle sal a la comida, o que te preocupes por si el perro come, o que nos digas cómo te gustan las cosas y nos preguntes qué tal estamos y qué tal nuestro día. 

Voy a echar de menos esas llamadas que hacías por las tardes cuando te quedabas solo en casa y que a pesar de que dijeras que tenía que estudiar, ninguno quisiéramos colgar. Que quiero ir contigo al campo y que me cuentes los dedos de la mano a pesar de ser mayor como para saber que tengo cinco y no cuatro como me hacías creer cuando era pequeña. Voy a echarte de menos, pero no ahora. Ahora no. Aún no he asimilado que todo esto se haya acabado.

Por eso te pido que descanses. 

Que siempre te he querido, y que siempre te querré.

Que duermas bien.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Adiós 2022

Papitou

Felicidades atrasadas.