¿Madurar?

La belleza puede que no sea un todo, solo una forma de que otros te vean. Está claro que no mido uno setenta o que no peso cuarenta pero puedo moverlo mejor que si los tuviera. A la edad de dieciocho he crecido y engordado, pero no he cambiado. Mi rostro sigue siendo el mismo que si tuviera once años y mi cuerpo apenas se ha modificado.
Mi madre siempre decía que las buenas cosas en pequeños frascos se vendían. Y no siempre así sería.
Creo que no lo he hecho bien, me he educado con la idea de amistad de Disney y no me he preparado para el mundo real de hoy. Duermo en un mundo rosa del que despierto cuando las cosas se alborotan. Las cosas malas las consulto con la almohada pero ella no habla, está callada.
Pero la realidad ahí siempre estará, aunque me niegue a aceptarla. Tengo dos formas de afrontarlas: una, siendo la niña buena, la otra, la mala. Y es que estamos presionados a los cambios, así como Hanna Montana pasó a ser Miley Cyrus en versión adulta, o Vanessa Hudgens pasó de ser Gabriella de High School Musical a hacer películas para no todos los públicos.
La realidad es indudable, se crece, se madura, se cambia.

Comentarios

  1. Escribes bien, piensas bien. Si te dejaras guiar por quienes saben pensar y leer bien, serías también una escritora madura.
    Tu texto me gusta mucho.

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  2. Qué madura te veo, niña grande. Ya has triunfado, enhorabuena. Ahora, a seguir tu senda, que para eso es tuya. Un besote

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